Existencialismo científico

Hay que reconocer que Albert Camus no se molestó mucho en explicar el origen de esa imposibilidad de fundamentar que habría arrojado al ser humano contemporáneo a su lamentable situación.

Afortunadamente, Jacques Monod, un biólogo (y premio Nobel) que se podría ver como la versión en científico de Camus, lo complementa cuando explica con bastante claridad que el progreso del conocimiento humano echa abajo las antiguas seguridades (religiosas, míticas y de cualquier otro tipo) sin llegar a substituirlas, dejando al ser humano en la situación de parálisis que Camus describe.

Monod habla de la quiebra de la antigua alianza que el hombre tenía con la naturaleza, por la que esta "respondía" a la búsqueda que el hombre hacía de transcendencia y sentido. Ahora la naturaleza calla y el hombre no obtiene respuesta. Monod habla de reconstruir la alianza, desarrollar una nueva alianza, y aporta para ello lo que llama "ética del conocimiento", que sería una apuesta por continuar el empeño científico o racional con la confianza en que termine por ofrecer algo que satisfaga el hambre que tiene el ser humano de seguridades y explicaciones (aunque él mismo parece poco convencido de que se pueda lograr).

En esa línea, Ilya Prigogine, químico de origen ruso emigrado a Bélgica (y también premio Nobel), asumió el reto propuesto por Monod de rehacer la alianza con la naturaleza y encontró una forma de "re-encantar" la realidad queriendo ver en las cuestiones no explicadas (y quizás no explicables) de la complejidad y la cuántica una justificación para dejar la puerta abierta a visiones de la realidad, si no transcendentes, por lo menos no tan nihilistas, como la del tándem Camus/Monod.

La verdad es que Prigogine nunca llega a afirmar con claridad su posición transcendente y filo-religiosa, pero siempre está jugando con la alusión y la ambigüedad, por lo que hay que verlo como un buen ejemplo de un tipo de científico (bastante común) al que no le convencen las consecuencias de su propio trabajo y se fuerza a encontrar interpretaciones que le permitan mantener sus creencias transcendentes, aunque sea de un modo críptico e inconfeso. Otros candidatos a pertenecer a este ambiguo club son, entre otros, Freeman Dyson, David Bohm, Fred Hoyle o Roger Penrose.